jueves, 17 de enero de 2008

Morir


Dormiré, mirando al infinito
Mientras el aire es azul
Dejare mi piel ajada
Mis huesos de cristal
Mi manos torpes
Mi s ojos sin luz
Mi sonrisa triste
Los jirones de memoria
Las palabras viejas
El lento discurrir de las ideas
Olvidare los años y el amor
Las caricias y las risas
El llanto y la espera
Y etérea como bruma
Seré joven otra vez
Para danzar al ritmo de la horas

2 comentarios:

laislaquenoes dijo...

Julia, mucha tristeza y mucha melancolía en el día de hoy. Pero todo tamizado por la belleza de tu poema. Yo también tengo un ángel revoloteando por ahí. Y suelen irse siempre antes de lo que deberían, al menos para nosotros. Enhorabuena por sacar a la luz tus sentimientos, aunque sean producto de una partida dolorosa. Abrazos

juliaduce@gmail.com dijo...

Es tan triste ver apagarse una personalidad fuerte y pujante. Ver como el olvido, y los recuerdos desaparecen y el dolor invade todo cada dia un poco mas. A veces sientes una liberacion cuando todo acaba, aunque quede un poso de tristeza que nunca se va.